¿Por qué la pose de seriedad o profundo dramatismo que mantienen algunos grupos en sus fotos promocionales (incluso cuando presentan montajes cómicos)? Es lo que dice un amigo, el "efecto pecera" que marca más lo interesantes, profundos y teatrales que son. A veces esto es lo que menos necesita el teatro para atraer público a un evento que ya de por si tiene mala prensa como "actividad pesadita". Lavense bien los dientes y rian de vez en cuando, es muy sano.
*Segundo suspiro.
Tampoco necesitamos envidias, luchas entre hermanos, gentuza con mal gesto, productores/gestores esquizofrénicos, o listillos sentimentaloides. Esas figuras sólo minan nuestra credibilidad frente al entorno y alimentan la leyenda negra del teatrero bohemio y desorganizado. Somos pocos y todos sabemos de que pie cojeamos cada uno. Ya es hora de ir dejando de lado todo eso que sólo daña. Pensar en positivo, nunca negativo, por favor.
*Tercer suspiro.
Como decían en mi pueblo: "todo el mundo es bueno": si tú haces teatro experimental, pues muy bien; si aquel hace happenings asesinos, pues muy bien; si él hace melodrama caustico, pues muy bien también; y si yo hago comedia gamberra, pues espero de los demás otro "muy bien también". El universo es infinito y cada creador es un mundo en si mismo a explorar. Acéptemos nuestra miniatura en ese universo, no aceptarlo sería algo estúpido y bastante limitado de miras; o sea, algo digno de un perfecto gilipollas.
*Cuarto suspiro.
Si eres actor actúa, si eres director dirige, si eres escritor escribe, si eres productor produce... pero si no lo haces y lo hace otro, no critiques, observa y procura mejórar o proponer algo distinto, porque esa es tu obligación moral como creador. La envidia artística, otra de esas actitudes tan faranduleras que siempre nos persiguen a tiempo completo.
*Quinto suspiro.
A veces el público entra al teatro asustado, como si fuera la casa del terror de un parque de atracciones. ¿Quién ha fomentado esa actitud? ¿No hay nadie que pueda relajar esos esfinteres colectivos para que la experiencia sea más cautivadora? Siempre empezamos la obra de teatro queriendo salvar ese escollo, cuando debería ser al reves: es el público el que debe estar de nuestra parte. Escalar, siempre escalar frente a los elementos, otra condena perpetua.
*Sexto suspiro.
En realidad, hacer teatro, cine o tv no es de vital importancia social. Un médico, un arquitecto o una madre quizá tienen más valor real que un actor o actriz. No somos especiales ni necesarios al 100% en este mundo extraño, aunque sí importantes. Es bueno empezar asumiendo esto para evitar malos entendidos: un actor es un actor, sólo eso. El Dalai Lama ya existe.
*Séptimo suspiro.
¿Ya no existe el macroteatro? Me gustaría volver a hacerlo. A ver cuando acaba la enfermedad esta de lo pequeño, ¿será un reflejo psicológico del tamaño de algún aparatito de entrepierna? ¿O sólo es una cuestión económica? Que pena ver un teatro vacío frente a una habitación donde quizá nada artístico nació nunca, salvo ahora por lo pequeño y lo pasajero. Deberíamos usar todos microcoches, microteléfonos o micropreservativos a ver cuan felices seríamos (*).
*Octavo suspiro.
No habrá más supiros, no vaya ser que aparezca aquel alien como octavo suspiro/pasajero. Por ahora prefiero esperar aquí un milagro a ver si hace real todo lo anterior: http://www.youtube.com/watch?v=Y-E53gmeO-8
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(*)Ojo que yo hago microteatro, pero siempre es bueno equilibrar la balanza romántico-teatral en varios sentidos. Y por si acaso, para aclarar posibles entuertos ver: http://www.carlosgr.net/1/post/2013/07/de-formatos-y-modas.html