Esta situación con el covid19 nos afecta bastante, pero por desgracia no anula esa tendencia humana a ser idiotas por naturaleza. Y podría haber sido una buena ocasión para liberarnos de la estulticia galopante que nos anula, pero ni por esas. Ni aún estando en juego nuestra vida demostramos un mínimo de racionalidad, ni por nosotros, ni por nuestros semejantes. Esta tesis se demuestra a diario cuando puedo salir a comprar y veo a los más listos del lugar saltándose las reglas, en los noticieros de los canales principales cuando nos presentan una realidad más sencilla (y falsa) que el mecanismo de un chupete, sintiendo vergüenza ajena frente a las decisiones de esas gentes de dudosa calaña que se dedican a la política, o leyendo algunas publicaciones realmente profundas y meditadas en redes sociales. Puedo prometer y prometo, como dijo Adolfo Suarez en 1977, que nuestra estupidez es y será imperial. Incluyo en el saco a políticos y gobernantes, premios nobel y astronautas, o sacerdotes y pueblo llano; no hay escapatoria.
Es posible que San Agustín escribiese aquella frase que dice “el camino al infierno está empedrado de buenas intenciones” (quizá él fue uno de los pocos seres humanos inteligentes sobre la tierra, quién sabe); y tenía razón porque hagamos lo que hagamos estamos condenados. Y gracias a la pandemia del covid19 este proceso se acelera, no sólo por el número de fallecidos, sino por el número de sandeces que se oyen, leen y comentan al respecto; incluso algunas también llegan a ejecutase, cosa que riza el rizo del tema que nos ocupa. Tengamos en cuenta que dios dejó de jugar a los dados con el universo, como decía Einstein, hace tiempo. Ahora nos observa sentado en su sofá, engordando resignado mientras come doritos y bebe una cerveza Estrella Galicia, se rompe a carcajadas con nosotros, le duele la risa, somos la mejor serie cómica del momento; como especie estamos a eones dramatúrgicos de Los Simpson, Seinfield, The office o los Monty Python, por poner algunos ejemplos. Quizá en otra cosa no podría asegurarlo al 100%, pero en pergeñar, madurar y perpetrar memeces, somos insuperables. Y dios lo sabe.
Si llegarán hoy mismo unos alienígenas y nos observasen, lo más piadoso que podrían hacer sería extinguirnos. A lo que voy, es que la muerte parece ser la mejor solución que se ha inventado para nuestra majadería genética, y parece que el covid19 lo sabe. Por desgracia, esta pandemia histórica no se cura lavándose las manos o tapándonos la boca con un trapo, y creo que la vacuna tardará mucho, pero mucho, en aparecer. Gracias estimado coronavirus por llevarte a un buen grupo de idiotas, lástima que entre ellos también se cuelen personas lúcidas y capaces. Sé que decir esto es duro, pero más duro es lidiar con los mentecatos que nos rodean. Y finalizo este texto de desahogo diciendo que usted también es un botarate, como yo, como todos. Actuemos en consecuencia y sigamos siendo idiotas, porque "cuanto más se sabe, más se sufre", escribieron en el Eclesiastés, incluso también lo afirmó Kant: la felicidad está en la ignorancia.
Gracias por leerme.
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Enlaces para saber más (pinchar sobre el texto):
- Elogio de la locura, de Erasmo de Rotterdam.
- Las leyes fundamentales de la estupidez humana, de Carlo M.Cipolla.
- Resultados escribiendo en google "estupidez+covid19".
P.D: Es la última vez que escribo sobre este tema del covid19 (sobre la estupidez, no)