Respecto a ello, en Colombia reconozco la labor de ACA (Asociación Colombiana de Actores) y el aporte de la nueva Ley del Actor, incluso con sus huecos y espacios de mejora, resulta importante para el sector. También hay voces discordantes que suelen llegar del sector cinematográfico, cosa curiosa ya que revisando las leyes de otros paises que son grandes productores de cine y conociendo la fuerza y presión de sus sindicatos, resultan sorprendentes algunas opiniones. Con todos mis respetos a dichas profesiones, sería absurdo pensar en un "sonidista natural", en un "realizador natural" o en un "guionista natural", pero no parece absurdo decir "actor natural". Quizá todo responde a cierto desconocimiento del trabajo del actor, a una tradición que no se ha podido superar, o simplemente a una cuestión de ahorro presupuestal comparando precios de este tipo de actantes frente a los actores profesionales; no lo sé. O peor, es otra respuesta a esta tendencia actual que niega el academicismo, lo complejo y elaborado para buscar darle gusto a nuestra sociedad superfacilista (aspecto este que merecerá otra entrada de blog más adelante).
No desmerezco la labor de estos actantes (porque actores no son) cuando participan en proyectos de cine, televisión o teatro sin una formación previa; su aporte puede ser interesante y enriquecer los proyectos. Aunque sin entrar en polémicas, sugiero que en las escuelas de cine enseñen a sus futuros directores a trabajar con actores reales, a reconocerlos y a sacarles todo el provecho que su formación les da. Nosotros, los que nos dedicamos a esto de la enseñanza actoral, sabemos bien las posibilidades que pueden llegar a dar los actores cuando se sabe trabajar con ellos y lo poco aprovechados y valorados que en ocasiones están. La ruta hacia un sector teatral y audiovisual fuerte pasa por el camino de la profesionalidad y la calidad en los resultados, y eso sólo lo puede dar una formación adecuada y amplía que supere las necesidades puntuales del "saber hacer" lo que se pide; es necesario comprender y asimilar el conjunto para aportar de forma original y creativa.
Resumiendo esta reflexión y desde mi punto de vista, el mal llamado "actor natural" en realidad debería ser denominado "actor artificial", siendo justo con la realidad y con los que nos dedicamos a esto. Y debo añadir que, por experiencia, todos sabemos que lo artificial no suele tener buena calidad, es tóxico y poco duradero.
Gracias por leerme.
P.d.:Sobre este tema recomiendo la película "El viaje a ninguna parte" (1986) de Fernando Fernán Gómez. Y si quiere contrastar opiniones puede investigar fácilmente, en la web hay infinidad de artículos a favor y en contra del llamado "actor natural", esta es una más.
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