Ensayo de Módulo 403, la cosa va cogiendo forma aunque falta mucho. Perece mentira que un texto a priori tan corto y tan directo sea tan complejo, y exija (digo exigir y no necesitar o pedir) un ritmo de ejecución tan preciso. Siempre lo dije: este David Mamet es un cabronazo muy astuto.
Ya en casa me doy cuenta que la serie Gotham me está aburriendo, recuerdo lo que dijo alguien: "es estúpido hacer una serie de Batman sin Batman". En parte tenía razón.
*Jueves 20 de agosto.
Después de otro ensayo, en Casa E veo "La secreta obscenidad de cada día", una adaptación, versión, dramaturgia, como quieran llamarlo... del texto original de Marco Antonio de la Parra. Está fantásticamente interpretado por Matias Maldonado y Hernán Cabitativa, pocas veces veo en escenarios de este país tal derroche de energía y ganas por parte de los actores. Normalmente me encuentro un tipo de actuación más plana acompañada de caras de culo (*), y la otra opción es una hiper-expresividad que resulta alarmantemente falsa. Esa tercera vía es muy interesante y exige al espectador una mayor implicación, cosa que en este caso creo que se logra. La puesta en escena es una mera excusa para plantear la historia que nos quieren contar, en vez de botellas de plástico podrían ser conchas de tortuga y el resultado sería el mismo. Resulta interesante el uso del espacio sonoro y de los diferentes efectos, ya sea con sonidos o con la iluminación; que aún siendo limitada funciona de forma correcta. Muy recomendable esta propuesta, si está usted en Bogotá, vaya a verla.
Al llegar a casa puse el último capitulo de la primera temporada de Breaking Bad, y me quedé dormido. Conclusión: revisionar series está muy bien para coger el sueño.
*Viernes 21 de agosto.
La Casa de la Maldita Vanidad, esa compañía que viaja tanto y que se conocen los aeropuertos como los armarios de la casa de sus señoras madres. Llegué allá y vi "Te estás volviendo Chejov", dentro del ciclo "Mirada Paralela" dedicado al super maestro ruso Anton Chejov, cuyo nombre es tan manoseado y baboseado por esos teóricos teatreros. El montaje está interpretado por Manuel Orjuela y Javiera Valenzuela, y dirigido por el mismísimo Manuel Orjuela; ese director de escena que dicen se parece a Mouriño. Es una propuesta que planea sobre la obra "La Gaviota", con algunos añadidos vivenciales alrededor de este santo oficio aprovechando la temática de la obra. Me gusto el hecho de reflexionar sobre lo que hacemos, sobre la figura del director y la relación con los actores y el público; Federico Fellini lo hizo en "8 y medio", y Woody Allen en "Balas sobre Broadway", entre otros muchos. Es muy importante hablar del oficio, dar un paso lateral y mirar con otra perspectiva; es una forma de dignificar lo que hacemos, lástima que no se haga más a menudo. Ese es el motor que impulsa la obra, y quizá se me quedó un poco corto el primer monólogo del director/actor; y lo dije, pero entiendo que se me queda corto a mí, que soy autor y director, quizá para otro tipo de público ya es suficiente como está. Estamos ante una obra para la gente de teatro que hace teatro, una obra que todo teatrero debería ver y sonrojarse ante algunas afirmaciones que se presentan. Quizá es una obra del todo y nada vale, con dos sillas plegables mínimas y una musiquita ocasional de fondo queda solventado el problema. Así da gusto.
Al salir de aquella casa llena de vanidad maldita (parece el título de una película de terror) me acerqué de nuevo a Casa E a ver algún microteatro y me encontré con eso que llaman Caliwood; que es como si me hablan en cantonés porque todavía no conozco la ciudad de Cali (acepto invitaciones). Me metí a ver "Tenés huevo", escrita y dirigida por Martha Márquez, con Elizabeth Parra y Andrés Soleibe, y me resultó muy divertida, además que me ayudó a entender un poco más la idiosincrasia caleña; lo que sí que me quedó claro es lo que es un "pandebono". Volveré a ver algún micro más en otro momento.
Luego empezó a llover. Me tuve que quedar un rato más tomando algo y esperando a que amainara. Sacrificios que hace uno por el teatro.
*Sábado 22 de agosto.
Tenía pensado ir a ver algo del Festival de Mujeres en Escena por la Paz, pero por cuestiones domésticas me amarraron a la casa toda la tarde. Pude ver la mitad de algún partido de la liga inglesa, menos mal que vuelve el fútbol de calidad.
Más tarde me escapé al cine, entré a ver "Pixeles", una basurilla simpática dirigida por Chris Columbus y protagonizada por Adam Sandler. Y reitero no es una película especialmente recomendable (estoy hablando de Adam Sandler, no me lo puedo creer...), pero no tenía más opciones y además me aburría en casa. La película tiene un componente nostálgico que me recordó mucho mi época de los primeros videojuegos y de las salas de máquinas recreativas, de eso trata en realidad, aunque me quedó la sensación de que las salas recreativas de España eran mucho más tétricas y peligrosa que las de Estados Unidos... Por cierto, el doblaje estaba hecho por mexicanos muy mexicanos; o sea, que eso del acento neutro se lo pasaron por el forro, porque a veces tenía la sensación de estar en un bar de Chihuahua tomándome una Coronita. Sé que esto de los doblajes tiene mucha tela que cortar, pero un poquito de sentido común artístico delante del micrófono, por favor.
Llegué tarde a casa y decidí que empezaría a ver Sense8, un cambio de tercio en las series. A ver si me engancho a algo que no sea el chocolate.
Después de esto he decidido que el próximo fin de semana no iré al teatro, ya he hecho mi contribución quincenal al arte escénico y creo que he cumplido de sobra. Es posible que viaje o que me quede en casa escribiendo y jugando con la xbox, veremos por donde rompe la bolsa.
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(*) Esto de las caras de culo en el teatro y en los carteles teatrales ya es preocupante. A veces parece que los actores fueran unos pobres desgraciados que piden limosna. Así nunca saldrá esta profesión del hoyo.
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