Ver teatro en un buen teatro no tiene comparación. Y en dos grandes teatros me encontré con dos grandes montajes que bucean alrededor del conflicto colombiano.
El sábado 28 de febrero estuve en el Teatro Mayor Julio Mario Santodomingo viendo "La esquina desplazada", obra de danza contemporánea creada y dirigida por Carlos Jaramillo por Triknia Dance Company (que aunque tenga ese nombre es una compañía colombiana), un gran montaje con un grana elenco en escena. Cuenta con la producción del Ministerio de Cultura, del propio Teatro Mayor y apoyos de otras empresas asociadas, es decir, estamos ante una producción de calado con mucho trabajo detrás y con grandes expectativas. Gira alrededor del drama de los desplazados, y son los propios bailarines los que asumen esos roles y esas heridas que ha dejado (y deja) el conflicto armado colombiano. Es una puesta en escena ágil con una duración de 90 minutos que no se hacen espesos en ningún momento; el continuo cambio de escenas, situaciones y coreografías: con machetes, sobre estructuras de madera, en suelo... hacen mantener la atención del público sin cansar y buscando esa curiosidad del qué sucederá ahora. Apoyan varias proyecciones en video y la música en directo, que se engrandece con las voces de los propios bailarines en diversos momentos; una múltiple mezcla de disciplinas que resume los nuevos aires del teatro, especialmente la danza. Quizá a veces son torpes los enlaces y las transiciones entre escenas, o las coreografías de grandes grupos a la hora de coordinar desplazamientos, pero son temas secundarios de fácil arreglo. Me contaron que este montaje se ha presentado de forma esporádica en el último año y sólo tuvo esta presentación en el Teatro Mayor, cosa que explica algunas falencias, pero alabo esta iniciativa y aplaudo el hecho de montar grandes obras de danza (o de los que sea) con apoyo institucional. Veo en ese grupo el germen de lo que será algo más grande y mejor tratado en el futuro. El tiempo dirá.
El miércoles 11 de marzo fui al Teatro Colón (ya espléndidamente remozado) a ver "Labio de liebre" escrita, dirigida y actuada por Fabio Rubiano con su compañía Teatro Petra. Me encuentro con otra obra que esta vez gira alrededor de las víctimas y del victimario. Un viejo combatiente de alguna facción armada que no se comenta, ha sido juzgado y desterrado varios años a un país donde siempre es invierno. En un momento dado aparece en su casa una familia pidiéndole algo, son algunos de sus muertos que buscan su redención y, por extensión, la del combatiente condenado. Bajo está premisa que tiene su apoyo narrativo en "Cuento de Navidad" de Charles Dickens, o en esa frase que define tantas historias: "el demonio siempre vuelve a cobrar", se presenta este montaje. Debo decir que sin ser una obra especialmente original o innovadora, tiene su interés en el aspecto coyuntural y político que desarrolla para el momento histórico actual colombiano. Con un gran aparato escenográfico desarrollado por Laura Villegas, la obra se desarrolla con buen ritmo haciéndose entretenida, y aunque podía mejorar la limpieza de las acciones y desplazamientos, el aprovechamiento del espacio es válido dentro de las limitaciones que plantea esa gran escenografía que quizá rebaja la presencia de los actores y sus circunstancias. Encontré otro asunto a resolver: la voz, de nuevo compruebo que algunos actores no tienen la técnica o la fuerza adecuada para hacerse oír en espacios grandes, por desgracia habrá que echar mano de la tecnología. Y sólo añado tres apuntes, uno: pienso que la obra ganaría con el director fuera de escena sin asumir un papel protagónico y pudiendo organizar la escena desde el frente. Dos: que gran actriz es Marcela Valencia, desde un segundo plano se carga la obra a la espalda y marca el compás para todos. Y tres: grandes presupuestos no garantizan grandes historias, pero a veces son necesarios para conseguir otros fines.
Grandes obras que tratan el conflicto, obras necesarias y actuales en Colombia, obras que deben llegar al público. Y aunque algunos pensaron que la firma definitiva de la paz estaba a la vuelta de la esquina y que llegaría rápido como una liebre, la realidad es que la tortuga siempre gana la carrera; pero a largo plazo será mejor para todos. Paciencia.
--------------
Y si quieres leer otras entradas del blog vete a la página principal pincha aquí...
El sábado 28 de febrero estuve en el Teatro Mayor Julio Mario Santodomingo viendo "La esquina desplazada", obra de danza contemporánea creada y dirigida por Carlos Jaramillo por Triknia Dance Company (que aunque tenga ese nombre es una compañía colombiana), un gran montaje con un grana elenco en escena. Cuenta con la producción del Ministerio de Cultura, del propio Teatro Mayor y apoyos de otras empresas asociadas, es decir, estamos ante una producción de calado con mucho trabajo detrás y con grandes expectativas. Gira alrededor del drama de los desplazados, y son los propios bailarines los que asumen esos roles y esas heridas que ha dejado (y deja) el conflicto armado colombiano. Es una puesta en escena ágil con una duración de 90 minutos que no se hacen espesos en ningún momento; el continuo cambio de escenas, situaciones y coreografías: con machetes, sobre estructuras de madera, en suelo... hacen mantener la atención del público sin cansar y buscando esa curiosidad del qué sucederá ahora. Apoyan varias proyecciones en video y la música en directo, que se engrandece con las voces de los propios bailarines en diversos momentos; una múltiple mezcla de disciplinas que resume los nuevos aires del teatro, especialmente la danza. Quizá a veces son torpes los enlaces y las transiciones entre escenas, o las coreografías de grandes grupos a la hora de coordinar desplazamientos, pero son temas secundarios de fácil arreglo. Me contaron que este montaje se ha presentado de forma esporádica en el último año y sólo tuvo esta presentación en el Teatro Mayor, cosa que explica algunas falencias, pero alabo esta iniciativa y aplaudo el hecho de montar grandes obras de danza (o de los que sea) con apoyo institucional. Veo en ese grupo el germen de lo que será algo más grande y mejor tratado en el futuro. El tiempo dirá.
El miércoles 11 de marzo fui al Teatro Colón (ya espléndidamente remozado) a ver "Labio de liebre" escrita, dirigida y actuada por Fabio Rubiano con su compañía Teatro Petra. Me encuentro con otra obra que esta vez gira alrededor de las víctimas y del victimario. Un viejo combatiente de alguna facción armada que no se comenta, ha sido juzgado y desterrado varios años a un país donde siempre es invierno. En un momento dado aparece en su casa una familia pidiéndole algo, son algunos de sus muertos que buscan su redención y, por extensión, la del combatiente condenado. Bajo está premisa que tiene su apoyo narrativo en "Cuento de Navidad" de Charles Dickens, o en esa frase que define tantas historias: "el demonio siempre vuelve a cobrar", se presenta este montaje. Debo decir que sin ser una obra especialmente original o innovadora, tiene su interés en el aspecto coyuntural y político que desarrolla para el momento histórico actual colombiano. Con un gran aparato escenográfico desarrollado por Laura Villegas, la obra se desarrolla con buen ritmo haciéndose entretenida, y aunque podía mejorar la limpieza de las acciones y desplazamientos, el aprovechamiento del espacio es válido dentro de las limitaciones que plantea esa gran escenografía que quizá rebaja la presencia de los actores y sus circunstancias. Encontré otro asunto a resolver: la voz, de nuevo compruebo que algunos actores no tienen la técnica o la fuerza adecuada para hacerse oír en espacios grandes, por desgracia habrá que echar mano de la tecnología. Y sólo añado tres apuntes, uno: pienso que la obra ganaría con el director fuera de escena sin asumir un papel protagónico y pudiendo organizar la escena desde el frente. Dos: que gran actriz es Marcela Valencia, desde un segundo plano se carga la obra a la espalda y marca el compás para todos. Y tres: grandes presupuestos no garantizan grandes historias, pero a veces son necesarios para conseguir otros fines.
Grandes obras que tratan el conflicto, obras necesarias y actuales en Colombia, obras que deben llegar al público. Y aunque algunos pensaron que la firma definitiva de la paz estaba a la vuelta de la esquina y que llegaría rápido como una liebre, la realidad es que la tortuga siempre gana la carrera; pero a largo plazo será mejor para todos. Paciencia.
--------------
Y si quieres leer otras entradas del blog vete a la página principal pincha aquí...