- ¿Cuantos teatros tienen todo su papeleo en regla para abrir?
- ¿Cuantos teatros aguantarían un revisión legal y fiscal completa?
- ¿Cuantos teatros son claros en sus procesos contractuales?
- ¿Cuantos teatros cumplen a cabalidad con las fechas de sus pagos?
- ¿Cuantos teatros pagan obligaciones sociales a sus trabajadores?
- ¿Cuantos teatros se hacen cargo y colaboran frente a un accidente laboral?
- ¿Cuantos teatros cuentan con alguien especializado en primeros auxilios?
- ¿Cuantos teatros tratan de una forma digna a sus trabajadores y colaboradores?
- ¿Cuantos teatros pagan derechos de autor, ya sea musical o dramático?
(En muchos casos podemos cambiar la palabra "teatros" por "festivales".)
Aunque exista un sindicato de actores que poco a poco va consiguiendo ciertas cosas no es suficiente, porque lo que no existe es una asociación de empresarios o gestores teatrales (ni de directores, de autores o técnicos...) que se apoye mutuamente por el bien del teatro en general. Ojo, no hablo de asociaciones públicas que dan ayudas económicas cual ubres de vacas suizas, hablo de asociaciones reales que se preocupen de los problemas reales del sector y se organicen para ayudarse evitando problemas que todos conocemos y promocionando mejor el hecho teatral de una forma genérica. De no ser así, nos seguirán pisando y manipulando al antojo del poder de turno sin posibilidad de reacción y siempre asintiendo con la cabeza inclinada.
Por otro lado, hay una especie de tolerancia hacia ciertas organizaciones sobre las que nadie protesta por temor a no volver a ser contratado o por simple autocomplacencia. Supongo que ese deseo infame de querer estar allí pese a todo y frente a todo puede más. Lo cierto es que eso se llama masoquismo o estupidez, pero una estupidez que arrastra a todos los demás y hace mucho daño al resto de trabajadores del sector. El caso es sangrante si tenemos en cuenta que la "tradición popular" (en el sector artístico) consiste en linchar y mofarse de los problemas ajenos apovechando cualquier circunstancia para abrirse paso a codazos. Pobres ilusos aquellos que siguen este ejemplo, porque más tarde o más temprano el diablo vendrá a tocar a su puerta.
"Triste mundo el nuestro, donde es más fácil dividir un átomo que unir las personas."
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