El bulto de Arlequino (además de una verruga o un golpe) podría ser un bubón, uno de los principales síntomas que dejaba la peste bubónica que se extendió por Europa en el siglo XIV y mató a millones de personas. No es de extrañar, a fin de cuentas, la Commedia dell´Arte es hija de la calle y refleja las vivencias del pueblo. Recordemos que un bubón es un ganglio linfático inflamado que con el tiempo pasa de rojo a negro por las hemorragias internas, de ahí también el nombre de peste negra. Por lo tanto, Arlequino tendría la peste y más tarde o más temprano podría morir.
De ser así, este vestigio de la epidemia de peste bubónica, se mantiene en la máscara del personaje más pícaro, pero al tiempo el más debil, pobre y miserable. Es el que lucha diariamente por comer y agradar a su patrón, el que esquiva a la muerte aunque esté condenado, el último en la cadena alimenticia. Reflexionando sobre esto, miro a la actualidad y me surgen dudas:¿Cuantos Arlequinos viven hoy entre nosotros? ¿Cuantos están contagiados y no lo saben o no les importa? ¿Cuantos siguen su rebusque burlando la cuarentena? Muchas veces el teatro va más allá de la escena o la simple anécdota.
También me pregunto si en cinco o seis siglos quedará una reliquia de esta pandemia de covid19, parecida al bubón de Arlequino en su máscara, que sea reconocible para el teatro del futuro y cuente nuestra historia.
Gracias por leerme.
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