Acabando este año recupero sensaciones y analizo. No ha sido un mal año, tampoco especialmente bueno, eso es cierto; pero se va sembrando alguna que otra duda de esas molestas, lambrionas e indigestas.

La última de ellas se refiere a algo que me dijeron hace unas semanas: "eso no es teatro", referido a un trabajo que tenía entre manos (*). En su momento no le di demasiada importancia y seguí con ello. Pasó el tiempo y, fiel a mi testarudez mental condicionada, me di cuenta de que aquella frase había calado hondo y sin querer había influido en el desarrollo posterior de lo que hice. Creo que en buena parte intenté justificarme en escena para demostrar que aquello que estaba haciendo sí era teatro. Y sí lo era, por supuesto que lo era, pero ese esfuerzo extra por dejar claras frente a otros mis propias ideas, me llevo a un terreno que no debía pisar y condicionó todo lo que vino después.

Y es que las palabras tienen poder. Una vez salen de ciertas bocas (suelen ser bocas de hombres y mujeres del nuevo renacimiento, de esos que se las saben todas) se aferran a cualquier neurona fragil y desde allí trabajan para condicionar la creación, y pocas veces de forma positiva. Por ello, de todo esto y otras experiencias similares, extraigo cinco ideas como cinco dedos de una mano que comparto a modo de conclusiones finales de año.
1.- No dar importancia a opiniones que no ayudan (al contrario), ya sea por ignorancia, envidia, o interés.
2.- Rodearse por aquellos que están interesados y realmente pueden, quieren y desean aportar.
3.- Hacer lo que quieres y lo que tu intuición dicta, incluso aunque el error o la incomprensión aparezcan.
4.- No perder las ganas de hacer, el "no hacer" estanca las ideas y ensucia el cerebro.
5.- Seguir investigando, buscando, y sobre todo experimentando; incluso con las ideas más estúpidas.

Espero que este nuevo año nos traiga más seguridad y confianza en lo que hacemos, mucha imaginación para seguir creando, y sobre todo, ilusión para que cada paso que demos sea como aquel primero que nos impulsó hace años.

Feliz y creativo 2014.
Nota: No sabía que foto poner asi que puse una de Chet Baker, enorme trompetista. (Para escuchar My funny Valentine, pincha aquí)
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(*) Porque de maestros en todas las artes tenemos el mundo lleno.
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Después de una temporada de cinco semanas con la obra Mientras el mundo gira y unido a experiencias anteriores, intentaré plasmar algunas conclusiones, y también algunos consejos, que me llevo en la maleta.

Conclusiones:
1. Nada asegura el éxito, a veces ni siquiera la calidad de la obra. Hay propuestas que funcionan rápido, otras no funcionan y a otras les cuesta un poco más. ¿Por qué...? Nadie lo sabe.
2. La publicidad, redes sociales, marketing... son muy importantes para dar a conocer la obra, pero el boca a boca es lo único que te puede mantener en cartel, y para eso tu montaje debe ser bueno (por las razones que sean).
2. La obra de teatro tiene tres corazones: el escenario, el camerino y la taquilla. Es recomendable mantener bien sanos los tres.
3. Es bueno cuidar el entorno de la obra. El ambiente que se respira en el equipo de trabajo (artístico o no) se traslada a la escena; en un momento dado podemos necesitar a cualquier colaborador, técnico o ayudante de forma definitiva.
4. Hay muchos tipos de públicos; en principio crees que vas a llegar a uno, pero siempre hay sorpresas, por lo que es mejor no menospreciar a nadie.
5. El teatro donde se actúa condiciona la obra, sería bueno pensar hasta que punto puede interesar trabajar allí o en otro espacio, tanto ahora como más adelante.
6. El equipo artístico decide la mayoría de las cosas, pero la producción también tiene mucho peso. No olvidemos que el dinero está condicionando la propuesta escénica del momento cero al momento final.
7. La profesionalidad está en los pequeños detalles, es necesario revisar, chequear y asegurar todos los elementos que van a participar en la obra.
8. A muchos compañeros artistas, actores, directores... les cuesta ir al teatro: es triste, sí. Pero quizá ellos no son nuestro público objetivo. Relax.
9. Las invitaciones o descuentos son un arma de doble filo; debemos elegir bien a quién se las damos, pero también decidir quién no las merece.
10. Pase lo que pase hay que seguir adelante y no desesperar, lo que hoy es bueno mañana es malo y viceversa. Esta profesión se basa en el sistema ensayo/error.

Consejos:
1. Haz lo que deseas hacer, en la forma, estilo y tipo de teatro que buscas, porque cualquier género, formato o propuesta escénica es válida. El que quiera otra cosa que monte su propia compañía.
2. Muchos comentarios o críticas vienen predeterminados. El público que entra al teatro con prejuicios, es un mal necesario. No los desprecies, pero que tampoco te condicionen. (Personalmente, ciertas opiniones o actitudes me dan pena y al tiempo me hacen mucha gracia.)
3. Para recibir feed back elige a las personas que te pueden ayudar y que hablen con criterio y desde el conocimiento. Lo importante es crecer.
4. Cada función y cada público son únicos, es necesario tratarlos con el respeto que merecen. Al comenzar la obra, prepárate para recibir o vivir cualquier situación, nunca se sabe qué puede suceder.
5. Piensa que el precio de la entrada en la cabeza del espectador es proporcional al espectáculo que muestras, no prometas algo que no tienes.
6. Hacer esto cuesta mucho esfuerzo y tiempo. Que no te engañen falsos gurús o teorías libertarias: el trabajo se paga, y si sabes hacer algo bien, no lo hagas gratis. (Y si lo haces, elige el momento adecuado para mostrar esas habilidades.) 
7. Examina tu trabajo desde tus propias sensaciones y tu interior, nadie más que tú mismo tiene los datos para juzgar el trabajo realizado.

Y todo esto, junto a otras cosas menos confesables... me llevo para mi próximo intento teatral. Espero que a algún lector le haya convencido algo, porque en esto de la escena ninguno somos infalibles.