que no se encuentra,
que ya pasó de moda,
que el teatro murió como las torres gemelas encerrado entre las líneas de una retransmisión en directo,
que las nuevas generaciones no lo entienden,
y que las viejas generaciones torcieron el gesto desesperadas.
Yo les digo que siempre hay buen teatro, siempre:
en la imaginación de los autores que no estrenan,
entre las ideas del director que lucha para que prevalezca su proyecto,
en la basura del productor de moda,
en los ensayos perdidos de todos esos actores que trabajan gratis,
y en las escuelas, sí, en las escuelas, donde muchos buscan un sentido de vida.
Siempre hay buen teatro, señores, siempre,
desde Sófocles a Mamet,
en la letrina de Lope,
perdido entre los folios emborronados de tinta que descartó William,
o en la casa familiar de Lorca,
donde en estos momentos, ese autor todavía desconocido, pasea buscando una idea.
Nadie encuentra el buen teatro si no lo busca,
se necesita tiempo, dedicación, mesura,
pero está ahí, esperando al público avezado y curioso,
el que se arriesga a caminar por los portales oscuros,
los que entran en garajes reconvertidos con la mirada baja y la tensión alta,
la pareja que paga ilusionada un 2x1 en una sala para cuarenta plazas,
o todos los que apoyan ese montaje contestatario y beligerante hecho con dos monedas,
porque si hay buen teatro habrá buen público,
y si hay mal teatro también habra mal público, en el fondo es bien simple.
Asi que dicen que no hay buen teatro, eso me comentas, compañero,
no sueles encontrar el buen teatro entre las promociones y las grandes carteleras,
ni entre las sonrisas de los faranduleros de moda,
tampoco en las comedias pensadas para vomitar la semana laboral,
(si Moliere, Aristófanes o Mihura levantaran la cabeza...)
y mucho menos florece entre los proyectos de aquel artistilla iluminado que ha convertido los pasillos de los ministerios en su oficina de trabajo.
Todo llega y todo está, ahí delante, sólo hay que buscarlo y saber lo que quieres,
no te conformes con la primera idea, ni con la primera imagen bien diseñada en un cartel,
mucho menos con un "ultimas plazas" o una "boletería agotada",
todo puede ser tan falso y tan cierto como una coreografía de lucha mexicana.
Debes encontrarte tú mismo sobre la escena,
esa parte que no quieres ver ni quieres que vean,
o aquello que te hace feliz más allá de una buena noche de amor; de eso se trata,
porque si hablamos de buen teatro: todo, nada y siempre pueden ser posibles sobre la escena.
Debes ser paciente, compañerito, con el buen teatro,
porque como dicen de las meigas "haberlo haylo".
Sepa quien para el público trabaja,
que tal vez a la plebe culpa en vano,
pues si, en dándola paja, come paja,
siempre que le dan grano, come grano.
(Tomas de Iriarte, "El asno y su amo".)
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