En la actualidad, ya todo está escrito, todas las sensaciones, sentimientos y acciones de cualquier personaje ya han sido escritas, descritas y desarrolladas incluso antes de nuestro nacimiento (desde mi punto de vista, después de Shakespeare todo lo demás es copia). Ahora lo importante está en el "cómo", y no en el "qué".
No es interesante hacer una obra de teatro o película que ya está hecha, por eso surgen las versiones, revisitas, adaptaciones o dramaturgias. Es interesante ver cómo en estos trabajos la preponderancia pasa a ser del dramaturgo o adaptador, y no del autor original. Por ejemplo, aparece una buena adaptación (textual o contextual) de Don Juan Tenorio o Edipo, y dejamos un tanto olvidados a Zorrilla y Sófocles. Pero lo asumimos, porque la originalidad y el éxito son complicados y es más fácil trabajar sobre unos buenos mimbres que aseguran cierto éxito de antemano.
Nada es nuevo temáticamente. Por eso yo, desde mi vagancia y síntesis cerebral, resumo las posibilidades temáticas a cuatro básicas: amor, poder, tiempo y muerte. Cuatro temas tan universales que barajándolos y mezclándolos una y otra vez podemos llegar a todas las situaciones posibles partiendo de estas cuatro patas fundamentales, hagan la prueba.
Y para finalizar les diré que para mí, en realidad, sólo hay un tema totalmente original: YO. Porque todo está contado, menos nosotros mismos.