Escribo esta carta para despedirme de ti como realmente te mereces: con un patada en el trasero para no volver a verte. No obstante te he querido mucho, no lo interpretes mal, sabes que yo soy así: tripolar. He decidido llamarte Serafín porque ayer me levanté pensando en ese nombre y supongo que soñé con ángeles lameculos, quién sabe. Digamos que para mí tú eres el año 2015, o sea Serafín, o simplemente eres un nombre que he elegido para escribir esta carta, una especie de personificación del año 2015, algo no muy original, lo sé, pero a estas alturas estoy cansado de pensar. Además mira, he puesto una imagen del cómic de El cartero siempre llama dos veces, para ver si te llega antes la misiva. En fin, Serafín, piensa lo que tú prefieras de esta estupidez que se me ha ocurrido, en el fondo me da igual tu opinión porque yo aquí escribo lo que me da la gana.
Este año, Serafín, ha sido raro; ni bueno ni malo, raro. No he estrenado nada, ni he escrito nada nuevo, aunque estoy en ello, lo prometo. Comenzamos un nuevo proyecto allá por agosto pero se quedó en nada por problemas de tiempo. Es lo que tiene el teatro, necesita tiempo y dedicación y cuando falta alguna de las dos cosas... malo. Presenté el libro de la obra Cruzar la raya en junio y fue un gran acontecimiento, quizá lo más destacable del año. Eso sí, arranqué un pequeño montaje sobre un texto de David Mamett (tú conoces mi debilidad por este señor) titulado Módulo 403, una adaptación de la obra suya Entrevista que es una de mis preferidas desde hace años, lo más probable es que lo estrenemos en un par de meses porque la cosa va lenta y sin prisas. Realmente me he dedicado a dar clases y gestionar la carrera de arte dramático en la Universidad El Bosque, cosa que no es fácil porque parece que estuviese construida sobre un pantano de arenas movedizas. Eso sí, aprendí algo: los cambios no suelen gustar mucho a los que les iba bien subidos a ese borrico y tenían su parcelita bien sembrada. Y otra cosita más, y que no se me olvide, algunos creen que los demás somos idiotas y actúan sin darse cuenta de que "el mundo da muchas vueltas y ayer se cayó una torre", como dice la copla. En fin, Serafín, que la cosa del arte y la educación están muy jodidas.
Este año que empieza, que suma 9 (porque 2+0+1+6=9), espero que me ayude más en el asunto artístico y dramático porque parece que "volverán las oscuras golondrinas de tu balcón los nidos a colgar..." como escribía Becquer. Y digo esto porque volverá Mientras el mundo gira, y seguramente también volverá Aurora, ya sabes, Serafín, que los viejos rockeros nunca mueren. Pero no solo eso, estrenaré algo nuevo, todavía no se el qué, porque saber estas cosas a ciencia cierta es de gente con poca vida sobre las tablas. Es mejor dejar que el viento, el poderío y el duende decidan. Resumiendo: es posible que sea un clásico o es posible que sea un contemporáneo, no lo sé. Es posible que yo actúe, o es posible que dirija, o también es posible que sólo lo escriba. Como ves todo es posible. Pero lo cierto es que la llamada a las armas llegó y la sinapsis de mis neuronas ya está respondiendo. Hay que aprovechar los años que suman impares como este 2016, son años propicios para el arte y la escritura, te lo digo de verdad y con conocimiento de causa; mis mejores años suman en impar. En fin, Serafín, que este nuevo año promete mucho y llega cargado de ideas.
Me despido de ti, querido Serafín, no sin antes comentarte algo. No sé que me traerá el nuevo 2016, pero te pido que hables con el nuevo que llega a ver si él que ahora promete mucho me consigue a una como Eva Green; te pongo la foto aquí debajo para que tengas una referencia (sí, es la de la pistola frente la cortina). Porque como dice ella en su cuadrito de texto este año "he sido especialmente malo", pero confío en que tú me sepas entender. En fin, Serafín, que el tema sentimental está complicado y prefiero no hablarte de ello porque si me pongo nos da el 2021 (que suma 7) y no habríamos acabado con la cuestión esta del corazón.
Adiós Serafín. Has sido un placer de año lleno de voluptuosidades y recovecos extraños que, en parte, y sin ser grosero porque sé que la vida es así, sobre unos cuantos prefiero no volver a saber nada y olvidarlos cuanto antes.
Tuyo siempre, Serafín.
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