Estos dos puntos de partida me hacen reflexionar y plantear la necesidad de una renovación en las formas de trabajar en el campo de las empresas culturales y creativas. Ya no se puede seguir pensando en la compañía de teatro histórica, en la producción artística arrebatada de inspiración, o en el simple canje por porcentajes; es necesario plantear otras perspectivas y elaborar planes desde otro punto de vista. Y sobre todo, es necesario mantener fresca la memoria porque la historia enseña y clarifica, pero parece que enseña en toda partes excepto en el sector creativo.
Sigue habiendo entidades que no respetan los procesos mínimos de trabajo para los creadores (tampoco para sus trabajadores, lo que es incluso sangrante...), y siguen en primera línea y además en boca de todos. ¿Hasta cuando lo aguantaremos? Desde el propio ambiente artístico traicionamos nuestros intereses y jugamos a acuchillarnos por la espalda, eso sí: somos los primeros en protestar por cualquier injusticia social cuando sufrimos y aguantamos desprecios de todo tipo sólo por la necesidad de mostrar nuestro trabajo, incluso en condiciones desesperantes.
Creo que toca dar un golpe de timón, de otra forma estamos condenados y lo peor de todo es que lo asumimos felizmente. El dibujo del Joker en el cómic "La broma asesina", de Alan Moore, creo que lo define claramente: nosotros mismos somos nuestra mayor amenaza.
No desesperemos, toca buscar soluciones y cambiar el chip.
Adelante y sin miedo.
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Y la recomendación de hoy es esta canción de Suede, que siempre me ha llamado mucho la atención: