Por otra parte, hace un par de semanas vi otra obra titulada "Persona a persona", basada en la película de 1966 "Persona" de Ingmar Bergman, dirigida por Rodrigo Rodriguez, y protagonizada por Kim Arévalo, Margarita Rosa Gallardo y Juan Andres Guerrero. He de decir que no me gustó, o quizá no entendí bien este montaje. Si quiero hacer una versión de una película de culto (cosa ya muy desaconsejable en su origen...) no puedo poner a competir a mis actrices con las imágenes de la película en paralelo a sus acciones, porque flaco favor les estoy haciendo cuando la mirada del espectador se va indefectiblemente hacia la pantalla y hacia unas actrices que llaman más la atención que las reales que tengo delante de mi. Por otra parte, el juego de luces no era muy afortunado como tampoco la selección musical; y hablando de la puesta en escena me encuentro con cierta dejadez en el manejo de los detalles escenográficos e incluso en el trabajo actoral, con frases dichas en desgana y sin credibilidad para hacerlas propias y convincentes. Realmente tuve la sensación de ver un trabajo en proceso, ni siquiera un ensayo general completo, sobre una propuesta muy arriesgada que necesita muchos más días de ensayo. Ojalá el tiempo y el trabajo reconfigure este montaje para llegar a soluciones mucho más consistentes.
Sin embargo, y siendo montajes muy diferentes, creo que la virtud de esta dos obras es el trabajo sobre textos y situaciones complejas. Propuestas escénicas para un público que necesita unas bases de comprensión y unos referentes culturales mínimos para acceder a los universos que dibujan. Resumiendo: no son obras de teatro para analfabet@s, y eso es muy bueno. Tenemos derecho como espectadores a elegir el nivel de analfabetismo teatral que estamos dispuestos a asumir en cada teatro, siendo conscientes de lo que queremos y podemos ver cada vez que pagamos una boleta de teatro. Bienvenidas sean las puestas en escena más exigentes para un público de calidad.
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(*) Nota: no me gustó que criticaran la palabra "español" o ciertas alusiones a lo español, Pablo Paredes tendrá sus razones y lo entiendo; le recomiendo revisitar bien la historia, pero esta vez sin prejuicios.
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