Sólo hay dos tipos de teatro: el que se hace pensando en el publico y el teatro-conferencia.
En el segundo caso, nos encontramos con montajes teatrales en los que el capricho o los gustos del creador dirigen el rumbo del trabajo teatral sin importar demasiado otros aspectos. Son puestas en escena que buscan impactar de una u otra forma a través de un punto clave elegido por su director o creador frente al público y cuando menos uno se los espera... ¡toma! Aparece la conferencia.
Personalmente, para escuchar una conferencia prefiero ir a un salón preparado para ello,o al claustro de una buena universidad. En un teatro la comunicación no es unidireccional, entre los actores (o el espectáculo mismo) y el público el feed back es vital y necesario como el oxigeno para una ballena; que aunque parezca no usarlo sin él no podría vivir.
En realidad nadie sabe donde está el beneplácito del público, si en el primer caso o el segundo, eso es cierto. Pero cuidado: si hacemos algo sin contar ni pensar en ellos (los que se sientan enfrente), no debemos quejarnos ni protestar cuando a nuestra sala sólo vengan familiares y amigos resignados.