Casi todos hemos tenido un culo bien colocadito y abierto delante de nuestra lengua dispuesto a ser lamido para conseguir nuestros objetivos. Algo muy común, real y por desgracia casi necesario dependiendo de cuales sean tus anhelos.
Porque no nos engañemos ni nos excluyamos del tema, todos lamemos culos: autor@s, director@s, actores y actrices, escenógraf@s, técnic@s, productor@s, gestor@s, taquiller@s... existe un sin fin de lenguas artísticas dispuestas a lamer culitos bien posicionados. Y esto nos lleva a la famosa propiedad conmutativa, también aplicable a este hecho: A + B es igual que B + A. O sea, un culo A es lamido por una lengua B; pero puede que al pasar el tiempo la lengua perteneciente al culo del sujeto A, sea la que deba lamer el culo de la lengua perteneciente al sujeto B. Todo es posible, y las matemáticas nunca mienten.
Lo que me lleva a la siguiente conclusión: el hecho en si no es evitar lamer culos, cosa harto inevitable en ciertos ambientes, la cosa es saber elegir el culo que debes o quieres lamer, porque en ello va directamente implícito el olor que desprenderá tu boca frente a tus compañeros de profesión. Y esta elección es importante. Porque igual que hay tribus urbanas fácilmente reconocibles, en los ambientes artísticos también hay tribus culeras fácilmente reconocibles.
A- Fulano le lame el culo a Mengano.
B- Y Zutano le lame el culo a Perengano.
A- ¿Pero no era Zutano el que se lo lamía a Mengano?
B- Sí, pero eso era antes de que apareciese Perengano.
A- ¿Y tú a quién se lo lames?
B- Ahora mismo a nadie, no me decido.
A- Pues date prisa, porque cada culo tiene un cupo limitado.
B- ¿No te lo podría lamer a ti?
A- Pero espera que me lo lavo.
B- No te preocupes, estoy acostumbrad@.
Muchas veces el olor a culo en la boca es casi inevitable. Y debemos aprender a vivir con ello, la cosa es así. Pero también debemos aprender a elegir, porque en ello nos estamos jugando nuestro futuro aliento artístico. Y eso, a veces, nos puede marcar de por vida.
Otro día hablaré del hecho bien conocido de "dar por culo"; siempre artísticamente hablando, por supuesto, que también es algo sumamente interesante y bastante común.
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(*) Sensación captada con el sexto sentido.