Siempre he querido cultivar mi propio estilo (y sigo en ello) pero con el tiempo me he dado cuenta de que el estilo también puede ser un engaño, un lugar plácido para la creación cómoda y repetitiva, además de un apoyo fácil a la venta de ciertos productos artísticos. Pienso que es muy dificil que un creador, en el ámbito que sea, pueda mantener un pulso creativo válido y con estandares altos queriendo ser fiel a su estilo. Otra cosa sería querer liderar un rebaño de adeptos con poca capacidad crítica, entonces para eso sí es necesario crear un estilo popio duro y muy poco modificable.
Viendo un documental sobre la videoteca de Ingmar Bergman (sí, un documental sobre su videoteca...) que supera los 2.000 títulos, encontraron películas de terror adolescente, la saga Star Wars y Star Trek, comedias románticas, o películas de serie B. Esto quizá nos dice que el verdadero creador está abierto a todo tipo de estímulos, sean o no de su rama creativa, y quizá por ahí se va creando eso que llaman el estilo propio: desde la libertad y la falta de prejuicios. Porque creo que, el estilo, debe ser una suerte de sensibilidad propia adaptable a diferentes ámbitos y aplicable a diferentes trabajos.
Por ejemplo: Pedro Almodovar y Woody Allen han seguido un continuo camino de altibajos con sus películas durante décadas, algunos montajes de Declan Donellan o Peter Brook no siempre son redondos, y dramaturgos como José Sanchís Sinisterra no siempre dan en el blanco. Y luego tenemos el gran ejemplo de Hollywood: Orson Welles, que paso de la gloria al olvido sin dejar de crear obras maestras investigando alrededor de Shakespeare o Cervantes, lejos de lo que podríamos definir como su "ámbito natural". Y por qué. Quizá porque todos ellos se arriesgan a buscar, a experimentar entre lo nuevo y lo que arrastran como herencia vital; porque en el cambio y la evolución suele estar el camino.
Otro factor importante que suele y debe modificar el estilo, construyéndolo o destruyéndolo, es el paso del tiempo y sus cicatrices. Porque no somos los mismos de hace diez o veinte años, y pretender seguir siéndolo suele ser un error grotesco... nuestra forma de mirar el mundo ha cambiado, somos otros detrás de la misma piel. (Otro gran tema a tratar: el paso del tiempo en la creación, me lo apunto.)
Creo que el estilo, con el tiempo, debe convertirse en un estilete; tan afilado, que nos permita aportar en todos los campos artísticos que surjan en el horizonte; tan resistente, que siga cortando paradigmas y costumbres propias y ajenas; y tan agudo, que no permita que se agote su propia creatividad.
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Entrevista con Orson Welles, 1974 (en inglés): http://www.youtube.com/watch?v=6dAGcorF1Vo